lunes, 24 de agosto de 2009

viernes, 7 de agosto de 2009

Pesca en Venezuela por Mariano de la Rúa. Segunda parte.

Tercer día de pesca, rutina habitual, animo muy elevado por todos, ese día navegamos solo unas 16 millas de repente avistamos una manada muy grande de delfines, buen síntoma en esta pesca, ya que es muy común que entre los delfines haya mezclados sobre todo blancos y velas, y cuando es la época de los atunes estos siempre están comiendo con estos mamíferos.
El capitán grita que un vela sale en el ultimo balado del outrigger de babor a unos 70 metros del barco, no se puede creer la vista que tienen los integrantes de la tripulación, parecen águilas, inmediata corrida, clavada del marinero y le pasa la caña a Oscar, ya todos están más tranquilos porque después de que Juan Pablo el día anterior había pescado el blanco todos están con más confianza de la que venían teniendo.
Los vela son los que más saltos acrobáticos realizan de todas las especies de agujas, el goce de todos era inmenso al ver como Oscar tocaba el cielo con las manos, 15 minutos de trabajo, los marineros lo logran acercar al barco, lo marcan y cuando se disponían a tomarlo del pico para subirlo al barco, con un movimiento brusco logra desprenderse del anzuelo, pero esto no genero fastidio, ya que el pez había sido capturado y marcado.
Excelente comienzo del día, 40 minutos más tarde otro blanco, ahora el turno de Gabriel, lo tiene por unos minutos dominado y suelta el anzuelo, de cualquier manera quedan conformes ya que se veía que había mayor actividad que los dos días anteriores.


Seguimos en la misma zona, cuando de repente el capitán recibe una llamada por VHF de un barco colega indicándole que a unas 15 millas de donde nos encontrábamos nosotros le habían salido tres agujas blancas seguidas, levantamos todos los equipos y a una velocidad de unos 22 nudos nos dirigimos hasta la zona indicada.
Cuando llegamos al lugar indicado en el mismo se encontraban unos 6 barcos mas, de los cuales dos estaban con dos agujas peleando, esto nos genero una adrenalina muy especial.
Luego de unos 20 minutos de estar en la zona, tenemos un pique, se trataba de otra aguja blanca, el turno nuevamente es para Juan Pablo, ya mucho más distendido lo trabaja muy bien lo acercamos al barco y como ya todos tenían fotos con el anterior lo marcamos y cortamos el líder para liberarlo.
En ese momento ya habíamos captura un vela y un blanco, solo nos faltaba un azul para lograr un grand slam que es el mayor éxito en una excursión de pesca de este tipo de peces, capturar en el mismo día tres de las especies de pico que habitan estas aguas.
Alrededor de las 15:10 hs el capitán con gritos desaforados avista un marlín azul de un tamaño increíble, este sale sobre el teaser de babor y se le tira encima, como los teaser no llevan anzuelos ya que solo son para hacer subir a los agujas, desesperadamente trata de sacárselo de la boca, para esto el capitán cuenta con dos reeles eléctricos en el fly del barco que sirven para recoger los mismos cuando hay algún pique en los balados, logra sacárselo y el azul desesperadamente se tira encima del de estribor, al mismo tiempo los marineros tienen que sacar del agua los equipos más livianos de 20 y 25 libras, ya que si un pez de este tamaño logra tomar estos equipos es casi imposible poder logar que no corte porque la lucha es desproporcionada.
Todos los que estamos a bordo tratamos de ayudar recogiendo las seis cañas que estaban colocadas con los equipos livianos, todo esto se genera en escasos segundos, armando una locura a bordo difícil de explicar con palabras.

Una vez logrado el objetivo principal que es que el azul no tome ni los teaser ni los equipos livianos, uno de los marineros le ofrece un balado en un equipo de 50 libras que siempre se encuentra preparado para estas situaciones en un costado del barco.
Se lo coloca por delante y espera que lo tome, la desesperación de este animal era tal que a los pocos segundos lo arrebata y emprende una corrida de por lo menos 200 metros, hasta que el marinero realiza la clavada.
Una vez clavado saca como 80 metros mas siempre con el freno perfectamente regulado para que el mismo no tenga demasiada presión y corte, y entonces el capitán pone los motores en reversa a una velocidad en donde el agua entra por popa de tal manera que si uno no estuviese tan concentrado en el pez creería que el barco se va a ir a pique.
El afortunado momentáneamente en esta oportunidad es Gabriel, que tiene que soportar los gritos tanto de capitán como de marineros pidiéndole que recoja a toda velocidad para no perder contacto con el aguja, ya que si esto sucede las posibilidades de pérdida son muy grandes.
Un vez que el barco logra acercarse al pez y tenerlo relativamente más cerca comienza una lucha digna de titanes, ya que por cada 20 metros que el pescador logra acercarlo, de repente emprende corridas de más de 100 metros que va desgastando hasta al más aguerrido pescador.
Gabriel lo peleo por un lapso de 40 minutos hasta que su agotamiento fue tal que pidió el cambio, en su lugar toma la caña Elvando, que creo que duró otro tanto más, pasa Oscar, al rato sede el lugar a Juan Pablo, esto hasta que la ronda comienza nuevamente con Gabriel, y así sucesivamente, durante unas dos horas y media.
Para todo esto el pez había buscado profundidad y había subido más de 10 veces, sin que ninguno lograra dominarlo de tal manera que los marineros pudiesen tener contacto con el mismo para marcarlo y soltarlo. A las dos horas y 40 minutos, todo el equipo de pescadores estaba exhausto el único que estaba entero era yo que hasta ese momento no había tomado contacto con la caña, entonces me pidieron que dejara de dar indicaciones y pusiera un poco de empeño para darles una mano, a lo cual no me negué, pero sabia interiormente que me tocaba la parte más fácil, ya que el trabajo duro lo habían hecho ellos cuatro.
Cuando tomo la caña el aguja se encontraba totalmente en el fondo y ya no peleaba como lo había hecho hasta ese momento, el capitán como buen conocedor de estas situaciones me hizo saber que para él, el azul estaba ahogado seguramente como consecuencia de algún enganche del líder en la cola.
A partir de ese momento me costó muchísimo poder subirlo a superficie, ya que es como levantar un peso muerto por la forma en que se encontraba enganchado.
Entre el marinero y yo tardamos unos 20 minutos más hasta que logramos hacerlo boyar, y efectivamente el capitán no se había equivocado, se encontraba tal como él se lo imaginaba.
A pesar de la gran alegría que teníamos todos en capturar un animal de estas características, me genero un gran dolor saber que había muerto en su lucha por liberarse de nosotros y no haberlo conseguido.
En todos estos años en que realizo tours al exterior para la pesca de agujas, una de las satisfacciones más grandes que he tenido es ver cuando liberamos a estos gigantes del mar, y trato de trasmitirle esto a todos los grupos de pescadores que llevo año a año, y por suerte lo vengo logrando, tratando de concientizar a todos que si preservamos a esta especie como a muchas otras que están en peligro de extinción, nuestros hijos en el futuro van a tener la misma posibilidad que nosotros de disfrutar de una de las pescas más apasionantes que tiene este deporte.
El sol ya se ocultaba entre las montañas de La Guaira, y la noche comenzaba a hacer prender las primeras luces de la ciudad, cuando emprendimos nuestro regreso a la amarra.
Había una mezcla de satisfacción, cansancio al extremo, y un poco de dolor por la muerte de semejante animal que hizo que por un lapso prolongado todos nos mantengamos en silencio.
Llegamos al club alrededor de las 19:30 hs totalmente de noche, una vez amarrados, el marlín fue colgado en una ganchera especial y pesado, para acusar un porte de 160 kg.
Fueron tantas las fotos que le sacamos a este marlín que por un momento pensé que lo íbamos a desintegrar, pero no todos los días un pescador deportivo tiene la posibilidad de alzarse con un trofeo de estas dimensiones. El cuarto y último día de pesca fue el más distendido de todos para todo el grupo, ya que todos a esa altura habían capturado uno o dos marlines cada uno y a estos había que sumarle la bestia del dia anterior en donde todos habían tenido que extremar sus esfuerzos y destrezas para obtener triunfo.
Como sucede generalmente, cuando menos ansiedad se tiene en la pesca mejores resultados se obtienen, y esta vez no fue la excepción ya que ese día capturamos un total de 6 marlines blancos que rondaron entre los 25 y 35 kg cada uno y perdimos unos 8 más que no pudieron ser bien clavados.
Ya a esta altura todo el grupo estaba mucho mas entrenado para el manejo de cada captura, por la experiencia de los tres días anteriores y consecuentemente los disfrutaban mucho mas y hasta por momentos parecía que lo que el primero y segundo día era una tarea sumamente complicada se había reducido a un simple trámite.
Como organizador de estos tours, al finalizar la pesca, sentí una enorme satisfacción por haber podido cumplir con el sueño de cada uno de estos pescadores, ya que si bien uno puede garantizar los mejores servicios para cada uno de estos viajes, es imposible poder asegurar la captura de esta especie como de cualquier otra, pero la experiencia de estos años llevando grupos a este destino nos ha hecho mejorar en la contratación de barcos confiables, con capitanes y marineros sumamente profesionales que siempre nos van a dar muchas más posibilidades de capturas con respecto a otros barcos que se dedican a sacar a turistas que si pescan, bien, caso contrario no se preocupan demasiado por los clientes.
Esto es muy importante a tener en cuenta cuando cualquier pescador quiera realizar una pesca de estas características, ya que no siempre el barco más lindo y confortable nos asegura la pesca, con esta especie lo más importante es la capacidad de la tripulación que realmente hace la diferencia.
A pesar de que año a año la pesca en el mundo entero viene en disminución por factores múltiples, Venezuela y particularmente La Guaira sigue dando enormes satisfacciones para la pesca de sus tres tipos de agujas, White marlín, blue marlín y Sailfish.
Al día siguiente nos dirigimos a Los Roques, un paraíso difícil de explicar con palabras, pero esto será tema de una nota aparte.
Hasta la próxima.

Mariano de la Rúa.
Rapala Pro Staff.
Shimano Pro Staff
Capitán de la IGFA
Aquafish-Argentina
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